marco saavedraescritor graduado de la univercidad San Lazaro reclusorio de locos y de sus ideas camina sin los pies desde el pupo del mundo
LA SUTIL VIOLENCIA
“ Y........te vi, la luz te caía en la cara las pestañas resaltaban, en ambos fue involuntaria y fugaz la sonrisa, sonrisa que me abría confines de imposible espejismo, al chocar nuestros rostros apercibí que disolvías aromas a mujer, olor a flores y almíbar, pensé que la alegría existe y es natural. Y tu eres la alegría, quise alejarme de ti desde el principio y no pude, te admire casi como un símbolo venir a mi vida, tallada desde dentro por sentimientos silenciosos, que orgullo estar frente a ti y que desgracia no haber conocido tus ojos antes ¡ pero que fuerza saber que nuestro destino es nuestro mundo y que ni se quiere ni se puede salir de el ! Como no decir si no amo mi destino; era como si recién se conocieran nuestras almas o como si se hubieran conocido siempre.
En el cielo azul liquido ascendía la luna, te brillaba en los labios una sonrisa nueva, por un momento callamos, sintiendo lo desconocido que había entre nosotros, podía escuchar tu silencio no quería, no podría decirte que eras mi obsesión en cada una de mis horas ¡ enrojecía ! Pensando en que me observabas y debías encontrarme feo, cosa que nunca me a importado, más aun la noche comenzaba a envolvernos, te veía tan clara como hace mucho tiempo cuando vestías uniforme de colegio y rebosabas de ser una señorita, tan clara y tan intensa, ¡si nos hubiéremos conocido entonces! Sabia que lo mío posee algo tuyo desde siempre. Tus ojos irradiaban un fuego imperioso como si recién se abrieran a la vida los mismos que me dieron la ilusión de haber nacido tuyo, hablaba ya no para agradarte, sino para entrar en tu espíritu, esperaba que brotara de tus labios la magia perseguida al haber estremecido hasta las raíces de tu ser con las palabras que me habían arrullado en la niñez “LO UNICO MÁS GRANDE QUE TI SON LAS ESTRELLAS” nuestras caras se hallaron muy próximas en la nocturnidad de la calle, sin policías y sin perros, solo esperaba en el balcón a través del canto de tu corazón; escuchar tu risueña respuesta, la luna bajaba su luz hipócrita: Cuando apenas se veían las bocas mojadas de besos, las manos trémulas, la embriaguez de los alientos que se funden en el momento que aludía al frío, a las distancias vacías en que se extienden las manos buscando las manos amadas. Y........ sentí tus labios sin palabras abriendo tu corazón, tu rostro volviese irreal, y únicamente la sonrisa se delineaba con la cercanía de un beso, una apremiante violencia invadió mis brazos, alrededor se borraban los paisajes hasta los rostros que circulaban, solo a tu lado, vivir es vivir.
Mas desde cuando ya no te tengo a mi lado, sé que los dos sentimos las estrellas, las hicimos algo nuestras, pues los que aman, se vuelven a ellas, son un espejo demasiado grande para el amor; acostumbro desde entonces tenderme cara al cielo, frente a las noches encendidas. Siento no un tumbado claveteado de plata, sino la bastedad abismal, en que palpitan cerca o más lejos los latidos de tu corazón mi chiquita y frágil amada”.
Extraído del libro las cruces sobre el agua.
ATT
D.M.N.T.
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