PÉTALOS ÁCIDOS
Las rosas rojas, adornadas con chocolates pegajosos y enmielados; los “novios” con ojos de borrego profesando “amor eterno”; las frases de: “madre, amante, esposa, amiga”: Son la constante más patética e irritantes del 8 de MARZO, una fecha con trascendencia e importancia política, que denota no la insistencia por acabar con la humillación femenina, sino la devoración que el sistema capitalista hace con la humanidad.
Las mujeres revolucionarias en la historia, han sido numerosas, pero poco conocidas; la doble alienación “la del capital y la del hombre”, hacen que “ellas”, queden sintetizadas y enaltecidas en las “Manuelas”, por citar un ejemplo local; pero la lucha indígena, la sangre con ideal político de igualdad, fermenta anónimamente la tierra; nutre silenciosamente a las “nuevas mujeres”.
Los logros ilusos, de aparente equidad laboral, de ingreso a instituciones represoras (policía y ejército); son cortinas de humo ante la palpable explotación femenina, aún silenciada y todavía juzgada. Esta constante situación no sólo se refiere a la violencia física, psicológica y sexual, de la que las mujeres somos mayormente víctimas; se refiere a la voracidad de alienación desde el sistema económico al género femenino; esa enajenación que nos hace pensar que el 8 de Marzo, es día para que los hombres nos digan “cosas bonitas y nos regalen flores”; mientras los esfuerzos y gritos de nuestras camaradas, quedan sepultados, indignadamente enterrados en esa fábrica neoyorkina, donde las quemaron vivas, por exigir sus derechos.
La lucha de la mujer para reivindicar su vida, y no “el favor de sobrevivir”, no se enmarca en derechos salariales; de lactancia y de equidad, estos son necesarios, pero el trasfondo, es la brecha económica entre grupos sociales, la explotación canibalística de “ricos frente a pobres”. La lucha y la reivindicación política y económica, no es tarea de grupos femeninos es deber de la clase explotada.
El desafío proletario, es sinónimo del 8 de Marzo; la muerte de miles de mujeres, en la búsqueda de cambios económicos profundos y por ende ideológicos, no puede ser olvidada; sin embargo se los invalida cada vez que las mujeres nos acallamos ante triunfos vacios y enceguecedores, que cubren la injusticia y polaridad creciente y total.
Desde cualquier trinchera las mujeres estamos llamadas a trabajar y conseguir el verdadero cambio, la lucha política es un deber histórico de la clase explotada, que ya no puede ser aplazado MÁS.
Ojala las rosas se guarden para fechas dulzonas y comerciales, espero que los chocolates queden aplazados para momentos vacíos……
Ojalá que las mujeres decidamos empuñar fusiles, para sembrar lucha y Revolución con nuestros pasos.
Nixa.
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