Ir al contenido principal

SOBRE CHILE, HAITI Y NUESTRO CAMINO

AKI REPRODUCIMOS UNOS CUANTOS TEXTOS MANDADOS POR LOS COMPAS DEL MUNDO


POSICIÓN PROLETARIA, COMUNISTA E INTERNACIONALISTA SOBRE

LAS CATÁSTROFES OCURRIDAS EN HAITÍ Y EN CHILE

Haití: ¡salvar la propiedad del capital de los escombros, y dejar que los proletarios mueran!

Barricadas hechas de cuerpos. Esto es lo que los proletarios de Puerto Príncipe levantaron a través de las calles ocho días después del terremoto. Se dice que "ellos protestan contra la flagrante falta de ayuda de emergencia". Cómo no ver, mas allá de esta obviedad de la que los medios de comunicación prefieren agarrarse, que lo que estos proletarixs sobreviviendo en tiempo prestado proclaman en la cara de esta sociedad, de su clase dominante, pero también de todos sus “ciudadanos decentes” es: estos son sus muertos, ellos murieron por el hacinamiento en el que vivíamos, por lo poco que se ha hecho durante los primeros días para salvar a los sobrevivientes y desde entonces ustedes están dejándonos morir en esta gigantesca fosa masiva. Así pues, no es necesario explicar a los proletarios de Haití que a los Estados que ahora se movilizan en la isla les importa un carajo su destino. Como común y tajantemente denunciamos en nuestra prensa, soldados y trabajadores humanitarios son una vez más las dos caras de un mismo programa de estado que tiene como objetivo el romper sobre el terreno toda la solidaridad de clase, todas las acciones directas para la sobrevivencia. En una región históricamente llena de levantamientos, inclusive en tiempos "normales" los proletarios están en una buena posición para comprender en qué bando se encuentra el sector humanitario (independientemente de las “buenas intenciones” individuales) y todas las demás obras de las Naciones Unidas: el bando para mantener la paz, la paz social, el mantenimiento de la ley y el orden, o también el famoso "desarrollo", es decir el desarrollo de la ganancia y la explotación por medio de la destrucción de todas las prácticas autónomas de sobrevivencia y de lucha de nuestra clase. De hecho, todas estas preocupaciones fundamentalmente capitalistas para encuadrar, para domesticar, para someter a la civilización, son inseparables de la represión brutal de las luchas por medio de las armas y la tortura. No hay muchos proletarios que lloran por las muertes de la “Minustah”, la misión de las Naciones Unidas en Haití.

Frente a la catástrofe provocada por tal terremoto en el corazón de dicha concentración meramente capitalista de la miseria –como lo es Haití- (enfatizamos), y aunque la burguesía derrame lágrimas de cocodrilo sobre lo que le gusta llamar "crisis humanitaria", el rol de sus agentes "caritativos" ha sido solamente confirmado. Un portaviones norteamericano se encuentra justo en frente de Haití, aviones civiles y militares entran y salen incesantemente de la única pista operacional del aeropuerto (que rápidamente cayó bajo el control del ejército estadounidense), pero no es para salvar a los proletarios de Haití que esta abundancia de medios fue movilizada. Existe en realidad ayuda para la emergencia... ¡pero para el capital!: para reestablecer al estado, para defender a la propiedad privada, para asegurar la provisión y la logística de la fuerza de intervención (incluyendo a los periodistas) y las instituciones estratégicas (las Naciones Unidas, embajadas,…), para salvar a sus propios nacionales (incluidos los restos de los hoteles de lujo), y sobre todo para redesplegar una presencia militar internacional a largo plazo, con el objetivo esencial de no permitir a los proletarios en revuelta que se organicen contra su situación, la cual es fruto del odio burgués internacional de ayer y de hoy en su contra. Cuando la comida y el agua arriben a las puertas de los barrios populares destruidos (¡y después de 10 días este no es el caso!), la mezquina distribución será siempre sujeta a la docilidad y la sumisión de la gente que recibe tales provisiones.

Mientras ellos rescatan en televisión algunos sobrevivientes de entre los escombros y tratan de convencernos que "todo estrato social" está siendo atendido sin distinción, imágenes de proletarios armados con machetes e "imponiendo su ley en las calles" están siendo transmitidas constantemente alrededor de todo el mundo. Los medios internacionales y la prensa izquierdista, en una arrogante convergencia, cumplen su función común de dividir a nuestra clase una vez más al embutirnos con sus clichés racistas, según los cuales hordas de negros indigentes, enfrentando la desintegración del Estado, volvieron codiciosamente a su aterrador “estado natural”, la guerra caníbal de los unos contra los otros. Son descritos como impulsados por la "desesperación", en otros casos por la "codicia", organizados en bandas que siembran el terror para "apropiarse" de productos alimenticios y cuyas filas sin duda aumentaron por los 6 000 presos que habían escapado al amparo del terremoto. Indignados por esta emergente ola de bestialidad, estamos obligados a aplaudir el potente despliegue de las llamadas fuerzas de "seguridad", todo esto para hacernos pagar nuestra culposa contribución financiera en las cuentas bancarias que aparecen en las pantallas durante los espectáculos televisivos de "solidaridad" con Haití.

Detrás de estas trilladas frases periodísticas de "aumento de escenas de saqueos", es (mal)escondido el clímax del cinismo capitalista, un grado considerable de avances realizados en el campo de la inhumanidad por la última -y la más "civilizada"- de las sociedades de clases: donde "todo está perturbado" y el estado supuestamente ha desaparecido bajo el terremoto, ¡policías armados y soldados patrullan en medio de todos estas ruinas y montañas de cuerpos muertos en estado de descomposición para prevenir (con balas reales) que los hambrientos y sedientos proletarios busquen en los restos de las tiendas lo que les permitiría a ellos y a sus hijos no morir como perros! Pues bien, ¡esta es la prosaica realidad de la lucha contra las viles bandas de saqueadores! Esto recuerda monstruosamente la situación en Nueva Orleáns tras el paso del huracán Katrina en el verano del 2005.

Y en cuanto a Louisiana, cuando la burguesía y sus comentaristas evocan emocional, obscena y ávidamente perspectivas de "reconstrucción", no dudamos que las inversiones a concederse, motivadas por el más puro altruismo, seguirán celosamente los planes de limpieza social, planes que son desarrollados en la sede de la policía mundial (EE. UU.).

Entonces, proletarios, devuelvan la piadosa bondad de estos bastardos: vengan ustedes mismos a limpiar estas barricadas de cuerpos muertos levantadas contra la asesina hipocresía de su sociedad, ¡ellas no son el resultado de "la injusticia de la Providencia" o de “la naturaleza”, sino más bien y precisamente de esta sociedad!

Enero 22, 2010

Escrito y enviado por: Grupo Comunista Internacionalista (GCI): http://gci-icg.org/spanish/ ()


Haití: ¡la única manera de superar los “desastres naturales” y la auténtica “solidaridad internacional” frente a ellos es la lucha proletaria mundial por destruir el capitalismo!

El 12 de enero del presente año, un fortísimo terremoto deja a Haití en ruinas: un total de cerca de 200 000 muertos, 250 000 heridos y 1 millón de damnificados (sin hogar y desabastecidos). Acto seguido, se refuerza en forma apabullante la ocupación militar interna y extranjera (millares y millares de militares, principalmente de EE. UU. -14 000 efectivos-, Brasil y la ONU-MINUSTAH), y no deja de llover la “ayuda humanitaria” de múltiples gobiernos y ongs, así como la declarada intención de algunas grandes empresas de querer “reconstruir” ese país. Pero esto no ocurre en el vacío ni en vano. Desde hace varias décadas, Haití es el país más pobre (más del 80% de la población bajo el umbral de la pobreza), más “injusto” (3 % de los habitantes tiene el 90% de la riqueza), menos “democrático” (el gobierno autoritario y “corrupto” de Préval-Bellerive y su séquito militar de años en el poder), menos “soberano” (injerencia de EE. UU., Francia, la ONU y ahora Brasil) y uno de las más “violentos” del continente (estado de excepción casi permanente, ejército y policía oficiales activos, mafias, pandillas, etc.): se dice que es “África en América” y, prácticamente, el mismo “Infierno” en la Tierra. Sin embargo, en este momento también existen –y de manera cada vez más creciente e intensa, por la simple y cruda necesidad- comités de solidaridad y rescate en los barrios proletarios de Puerto Príncipe que no permiten que los ejércitos y las ongs metan allí sus garras, saqueos masivos a tiendas de abarrotes y a camiones de comida del gobierno, manifestaciones callejeras, violentos enfrentamientos con las fuerzas represivas, en fin: “revueltas del hambre”, revueltas proletarias. Todo este caótico conjunto de hechos nos permite concluir –como ya lo hiciesen los compañeros del Grupo de Lucha Proletaria (GLP) a propósito del terremoto en Ica-Perú, en septiembre del 2007-: 1) que este terremoto no fue un “desastre natural” ni un “castigo divino”, sino –directa o indirectamente- un producto del modo de producción capitalista que explota y destruye sistemáticamente al proletariado y a la naturaleza, a la vez que un síntoma de la crisis ecológica global y, por ende, una muestra más de la actual decadencia o barbarie capitalista total; 2) que la “ayuda”, la “reconstrucción” y la ocupación militar tienen un carácter mercantil y represivo: que no se paralice la economía, que la fuerza de trabajo no reviente tanto de hambre e intemperie para así seguirla explotando y oprimiendo, que las ongs “amansen” al proletariado, que la “reconstrucción” sea un negocio para las empresas allí metidas, y que la ocupación militar garantice la defensa del régimen actual, la hegemonía estadounidense sobre la región y, ante todo, la defensa de la propiedad privada, la mercancía y el estado; 3) que, frente a la dictadura capitalista de la mercancía y la ganancia, el proletariado impone la dictadura de sus necesidades y su ser comunitario, en este caso mediante los mil y un veces justificados saqueos y mediante los comités autónomos de solidaridad y rescate en los barrios (al calor de los enfrentamientos cuerpo a cuerpo contra policías y militares), donde se demuestra una incipiente y salvaje autonomía proletaria así como también la superioridad del ser humano frente a la mercancía o la posibilidad de “ir en contra y más allá del capital”; 4) que, a pesar de las grandes dificultades de todo tipo a enfrentar, la única solución real o radical a esta infernal situación no es “más ayuda internacional” ni “nuevas elecciones” ni un “nuevo gobierno”, etc., sino una insurrección proletaria que abra el camino a una revolución social, pues los proletarios haitianos literalmente ya no tienen nada que perder más que sus cadenas y, en cambio, con la revolución, tienen todo que ganar; y, 5) que la auténtica “solidaridad internacional” con el proletariado de Haití no consiste en enviar donaciones de dinero y tropas militares (como piden y hacen los gobiernos y los medios de comunicación), ni tampoco en enviar víveres y medicinas, en exigir que salgan las tropas militares, que se cancele la deuda externa de ese país, que se sustituya el gobierno actual por un gobierno “democrático” o un “poder popular”, etc., (como hacen las diferentes izquierdas del capital: desde antiimperialistas y troskos, hasta ciertos “anarcos”), sino en boicotear y sabotear a las empresas, gobiernos y ongs que tienen puestas sus garras en Haití, y, sobre todo, en luchar internacionalmente y “puertas adentro” contra el único causante de tales catástrofes a nivel mundial: luchar en “nuestros propios países” contra el capitalismo para suprimirlo revolucionariamente e instaurar de una vez por todas la comunidad humana mundial sin explotadores ni explotados… Retomamos entonces las acertadas consignas del GLP:

“¡¡¡NO SON LOS FENÓMENOS NATURALES LOS ENEMIGOS DE NUESTRA CLASE,

SINO EL CAPITALISMO ASESINO DE LA HUMANIDAD!!!

¡¡¡ABAJO LAS HIPÓCRITAS CAMPAÑAS CARITATIVAS POR LOS DAMNIFICADOS!!!

¡¡¡LA ÚNICA Y VERDADERA AYUDA PARA NUESTROS HERMANOS DE CLASE

[EN HAITÍ] ES LUCHAR POR DESTRUIR ESTE SISTEMA PUTREFACTO!!!

¡¡¡VIVA EL COMUNISMO Y LA ANARQUÍA!!!”

comunismoobarbarie@gmail.com

febrero 2010, quito-ecuador

No descartamos la hipótesis de que este terremoto -así como el de Concepción-Chile y el presumible Tsunami a tener lugar a futuro en Hawai a causa de éste último, entre otros desastres "naturales"- haya sido provocado, directa o indirectamente, por los “experimentos” del Programa de Investigación de la Aurora Activa de Alta Frecuencia (“HAARP”, por sus siglas en inglés) del Pentágono, es decir del Estado capitalista-imperialista de EE. UU. Véase: http://argentina.indymedia.org/news/2010/01/716817.php y http://argentina.indymedia.org/news/2010/01/715855_comment.php

A continuación, reproducimos algunos materiales que, desde una perspectiva clasista y anticapitalista, ponen el dedo sobre la llaga con respecto al reciente y devastador terremoto en chile (cerca de 800 muertxs y más de 1 millón de damnificadxs, claro está, ¡proletarixs en su mayoría, como siempre!), puesto que en ellos se denuncia clara y tajantemente que la acción de la clase dominante frente a una “catástrofe natural” como ésta demuestra que la verdadera catástrofe es el capitalismo: la catástrofe social que significa para nuestra clase proletaria sobrevivir bajo el yugo de la mercancía y sus policías, es decir bajo la dictadura del capital-estado (a pesar de sus velos democráticos, sean de izquierda o de derecha, eso solamente es formal o secundario). Pero, asimismo, apoyamos sin reserva alguna las acciones directas proletarias de sobrevivencia (saqueos), autoorganización y autodefensa (barricadas) que están siendo llevadas a cabo en ese país por parte de nuestrxs afectadxs pero aguerridxs hermanxs de clase -no solo por conciencia de clase sino y fundamentalmente por necesidad vital concreta-, y que ponen en cuestión precisamente al capital y su estado. Y es que, irónica y trágicamente, estas catástrofes, cada vez más frecuentes y que son parte de la decadencia histórica total de la sociedad burguesa, demuestran en forma contundente que la única solución de raíz es la lucha proletaria y el comunismo. (Esperamos que este tipo de catástrofes no llegue a azotar al ecuador o a otro “país vecino” para que entonces el proletariado reaccione y actúe autónoma y antagónicamente por sus reales intereses vitales en contra nuestro enemigo mortal: la sociedad mercantil-capitalista). Así pues, con firme espíritu solidario e internacionalista de clase, nos sumamos al grito de batalla de lxs compañerxs que escribieron los siguientes textos sobre el terremoto en chile, y lo reforzamos:

¡VIVAN LOS SAQUEOS MASIVOS A SUPERMERCADOS, TIENDAS Y FARMACIAS!

¡VIVA LA AUTODEFENSA PROLETARIA Y COMUNAL CONTRA POLICÍAS, MILITARES Y MAFIOSOS!

¡A DENUNCIAR Y COMBATIR LA ACCIÓN FASCISTA Y MANIPULADORA

DEL ESTADO Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN!

¡A EXPROPIAR A LOS EXPROPIADORES!

¡A PREPARAR LA PRÓXIMA INSURRECCIÓN!

¡A DESTRUIR EL MUNDO CAPITALISTA Y A RECONSTRUIR LA SOCIEDAD

SOBRE NUEVAS BASES COMUNISTAS Y ANÁRQUICAS!

¡¡COMUNISMO O BARBARIE!!

¡¡COMUNISMO O MUERTE!!

A convertir en ruinas y escombros la sociedad de clases

x anónim@ hommodolars

Tras 25 años de acumulación de tensión, las placas sobre las que se encuentra situado físicamente este territorio llamado Chile han liberado una cantidad impresionante de energía, en aquello que para los humanos constituye un terremoto, "catástrofe natural" por excelencia.

Pero no vivimos en sociedad cualquiera, sino que en el capitalismo, la forma más concentrada y extrema de sociedad de clases, y las catástrofes, si bien pueden provenir de las fuerzas de la naturaleza, no son "naturales" en cuanto a sus efectos, sino que sociales.

La catástrofe social que en sí misma constituye el funcionamiento de la Economía mercantil se hace evidente en estos casos, pues no son las casas de los capitalistas las que se agrietan y caen, no son las familias de los burgueses las que se quedan sin provisiones básicas, y no son tampoco nuestros amos los que se quedan incomunicados y casi sin posibilidad de desplazarse en ciudades de mierda donde el transporte colectivo cumple una función disciplinaria y de mero transporte de mercancía humana.

El urbanismo no es inocente, y los efectos del terremoto se deben a decisiones conscientes de cierto sector de la industria -al que los poderes políticos se acomodan como buenos representantes de clase- y a las planificaciones y regulaciones conscientes del Estado: ellos son responsables ante el hecho de que muchos proletarios hayan quedado literalmente con lo puesto.

Mientras los empresarios responsables de la caída y colapso de edificios recién construidos apenas responderán con ciertos juicios civiles y pago de multas, son tratados de "delincuentes" y reprimidos policial y mediáticamente los proletarios que se saltan la intermediación que el Estado refuerza entre ellos y las mercancías que toda la humanidad asalariada produce directa e indirectamente (pues hasta cuando dormimos, andamos en micro y vemos tele estamos valorizando el capital). Si todas las personas entrevistadas por los medios de (des)información coinciden en decir que lo que importa es la vida, y que "todo lo material se recupera", es totalmente lógico, justo y necesario que recuperemos nuestras vidas mediante la apropiación directa de las mercancías acumuladas en los estantes de supermercados, farmacias y demás templos de la sociedad mercantil.

El aparato represivo del Estado está a punto de ser desbordado por las masas dedicadas a la expropiación de los expropiadores. En Concepción se han visto obligados a tolerar cierto nivel de apropiación de mercancías, y los perros de la prensa burguesa se aprestan a inventar nuevas líneas divisorias entre quienes se apropian de "productos de primera necesidad" y quienes se apoderan de otro tipo de mercancías "innecesarias". Sin saberlo, dan cuenta de la distinción entre necesidades humanas reales, que el Capital sistemáticamente ignora, y los bienes "superfluos" a cuya construcción, promoción y distribución consagra inútilmente las energías de una enorme cantidad de proletarios. Insistimos en que, si bien tal distinción es real, en la práctica del momento de crisis y acción colectiva no tiene demasiada importancia, pues los proletarios dedicados a la expropiación tienen perfecto derecho a sacarle al Capital todas las tajadas de plusvalía que estimen necesarias para satisfacer directamente sus necesidades y placeres.

El espectáculo más lamentable lo ofrecen aquellos buenos ciudadanos que anhelan que el comercio les abra sus puertas para poder usar su dinero y comprar mercancías, pues no quieren "robar". ¿Donde quedó aquella sabia afirmación del sentido común popular que dice que "el ladrón que le roba al ladrón tiene cien años de perdón"?

En vez de destinar todas sus fuerzas al rescate de víctimas, y luego de mostrar gran torpeza y mala fe a través de la Armada (que emitía comunicados en que se descartaba el riesgo de maremotos ¡cuando estos ya estaban ocurriendo!), el Estado, además de reprimir a los "saqueadores", ha destinado importantes esfuerzos a buscar y recapturar a quienes de entre los 55 mil presos que hay en Chile se atrevieron a aprovechar la confusión y daños en edificios para escapar de las mazmorras carcelarias del Estado [las cárceles]. En esta labor el Estado de Chile ha sumado a las víctimas del terremoto una cierta cantidad de compañeros ejecutados en las calles sencillamente por ser fieles a su idea de libertad.

En el momento presente los proletarios anticapitalistas debemos profundizar nuestras redes de comunicación y apoyo mutuo, y no cansarnos de señalar la naturaleza profundamente social de la "catástrofe", a la vez que participar directamente de las actividades que tiendan a crear comunidades en lucha apropiándose directamente de valores de uso y atacando al Estado/Capital. Y en tanto perspectiva histórica concreta sabemos que, al igual que en el subsuelo terrestre, dentro del tejido social se acumulan tensiones que necesariamente deberán llevarnos a una inminente gran insurrección. Se trata de simple "sismología social", es decir, lucha de clases.

EL CAPITALISMO ES LA CATÁSTROFE

¡VIVAN LOS SAQUEOS Y ACCIONES DIRECTAS CONTRA EL ESTADO/CAPITAL!

¡A RECUPERAR NUESTRAS VIDAS, PREPARANDO LA PRÓXIMA INSURRECCIÓN!


Sobre el Terremoto y la generalización del saqueo

Detournement hecho por Antsep, basado en el artículo de Guy Debord

“La decadencia y caída de la economía espectacular-mercantil”

Es para nuestros hijos, no tenimo’ nada

Mujer entrevistada por Amaro Gómez-Pablos

durante los saqueos en Concepción

Nos encontramos en el desastre generalizado. En él los medios de comunicación, como reproductores ideológicos, han sabido cumplir su rol. Desde temprano hoy 28 de febrero, estos han estado cubriendo la “novedad” del momento: Las poblaciones de las ciudades más afectadas por el terremoto en Chile, de forma masiva se han adentrado en los distintos lugares donde existen mercancías que pueden satisfacer sus necesidades más urgentes, es decir, negocios, supermercados, y se han llevado estos bienes, apropiándoselos como medida de desesperación ante el progreso de la desposesión. Ahora, en el mismo momento del saqueo, una periodista de Chilevisión impresionada por que “personas no se llevaban artículos de primer orden”, denuncia de sinvergüencería y de delincuencia a personas que corren con plasmas, miles de rollos de papel higiénico, zapatillas y otros. Grandes cantidades de personas corren felices con lo que han adquirido. Es en estos momentos donde se logran develar las múltiples contradicciones sociales que genera el Capitalismo, en los que las consecuencias de un desastre natural tienen raigambre en lo social, y en los que lo que pareció en algún momento ilegal se torna en un deseo común, se torna en una respuesta contra el Capital.

Los saqueos en distintos lugares de Chile, se han transformado en revueltas contra la mercancía y contra su mundo. Son los pobladores de nuestro país- al igual que bandas de delincuentes, pero de modo más radical, por estar los pobladores al punto de la desposesión total, en el que no se puede creer en la esperanza de que llegue la solución por si sola- toman al pie de la letra la propaganda del capitalismo moderno y su publicidad de la abundancia. Ellos quieren todos los objetos expuestos y disponibles en abstracto, porque los quieren usar. Por eso mismo recusan su valor de cambio, la realidad mercantil que es su molde, su motivación y su finalidad última, y que lo ha seleccionado todo. Mediante el robo y el regalo los pobladores encuentran un uso que desmiente enseguida la racionalidad opresora de la mercancía, sacando a la luz lo arbitrario e innecesario de sus relaciones y de su fabricación misma.

Así también los saqueos han mostrado la realización más sumaria del principio bastardo «A cada uno según sus falsas necesidades», las necesidades determinadas y producidas por el sistema económico que el saqueo precisamente rechaza. Pero como esa abundancia se toma al pie de la letra y se alcanza en lo inmediato, en lugar de perseguirla indefinidamente en la carrera del trabajo alienado y del acrecentamiento de las necesidades sociales aplazadas, los verdaderos deseos están expresándose ya en la fiesta, en la afirmación lúdica. El hombre que roba las mercancías demuestra su superioridad humana frente a ellas. No permanecerá prisionero de las formas arbitrarias de las que se ha revestido la imagen de su necesidad. En los lugares de Chile donde los escombros abundan (y en otros lados donde no han caído), se ha dado el paso del consumo al derrumbe de la ideología mercantil. Los grandes refrigeradores y plasmas robados por personas que no tenían electricidad es la mejor imagen de la mentira de la abundancia que se ha trocado en verdad en juego. La producción mercantil, cuando se la deja de comprar, se torna criticable y modificable en todas las formas particulares que haya asumido. Sólo cuando se la paga con dinero, en cuanto signo de un rango dentro de la supervivencia, se la respeta como a un fetiche admirable.

Es la sociedad derrumbándose la que haya entonces su respuesta natural en el saqueo; pero no era ésta de ninguna manera una abundancia natural y humana, sino una abundancia de mercancías. Y el saqueo, por el cual se desmorona inmediatamente la mercancía como tal, muestra también la ultima ratio de la mercancía: el ejército, la policía y demás cuerpos especializados que ostentan en el Estado el monopolio de la violencia armada. ¿Qué es entonces un policía? Es el servidor activo de la mercancía; es el hombre totalmente sometido a la mercancía, por obra del cual este o aquel otro producto del trabajo humano sigue siendo una mercancía cuya mágica voluntad es que se la pague, y no simplemente un vulgar refrigerador o un plasma, una cosa ciega, pasiva e insensible, a merced de cualquiera que la use. Detrás de la indignidad de depender del policía, los pobladores rechazan la indignidad de depender de las mercancías. La gente desesperada ha elegido otra cualidad del presente, se ha defendido de las fuerzas policiales, en Concepción, en Quilicura, en Temuco, ha buscado formas de resistencia ante la desposesión, y ha encontrado la respuesta en la generalización del saqueo.

Ahora bien cabe agregar otros factores a considerar: la no casualidad de que hayan sido las familias más afectadas por el capitalismo, a su vez, las más afectadas por este desastre natural, la muestra de la contradicción de las mercancías arquitectónicas, en las que las más baratas no se mantienen en pie, y un sin fin de cuestiones que se hacen necesarias analizar de forma mas minuciosa. . Entonces, podemos ver en base a todo lo anterior que en el desastre generalizado, el actuar social de las clases dominadas ha develado las contradicciones del Capital…ahora se trata de profundizarlas; si bien podemos resistir, ahora debemos organizarnos ¿Para qué? Para poder superar la desposesión, desposesión que no ve su iniciador en el terremoto, sino que en el sistema de la mercancía, el Capitalismo. Debemos crear redes de comunicación y apoyo mutuo, difundir tanto las mercancías expropiadas como la información útil ante esta catástrofe social, crear lazos en las poblaciones…y no para volver a la normalidad, sino para superarla.

¡El desastre no fue el terremoto, es el Capital!

¡Arriba la gente de Concepción, Temuco, y de todos los lugares de Chile que resiste los perjuicios del Capital y del terremoto, recuperando lo que algún día el empresariado le robo!

¡Comunismo o aburrimiento y barbarie!

Los saqueos como expresión del verdadero desastre: el capital


Sobre la situación en el Sur [de Chile]. La auto-organización de los proletarios

frente a la catástrofe, los lumpen-capitalistas y la incapacidad estatal

(Un compañero anónimo ha enviado estas reflexiones/reporte que resulta urgente dar a conocer por todos los medios)

2 de marzo del 2010

Sería muy bueno que, teniendo usted este medio de difusión, pudiese dar cuenta de lo que está pasando en Concepción y sus alrededores, así como en otras zonas afectadas por el terremoto. Ya se sabe que desde el primer momento mucha gente aplicó el mayor sentido común y acudió a los centros donde se almacenan las provisiones, apropiándose sin más de lo que necesitaban. Aquello es lógico, racional, necesario e inevitable, tanto que hasta parece algo absurdo ponerlo siquiera en discusión. No sólo hubo una organización espontánea (especialmente en Concepción) de la gente, que repartió leche, pañales y agua de acuerdo a las necesidades de cada cual, atendiendo al número de hijos de cada familia especialmente. La necesidad de tomar los productos disponibles era tan obvia, tan poderosa la determinación del pueblo a ejercer su derecho a sobrevivir, que hasta los policías terminaron ayudando a la gente a sacar los víveres del supermercado Líder de Concepción, por ejemplo. Y cuando se intentó impedir que la gente hiciera lo único que podía hacer, las instalaciones en cuestión simplemente fueron incendiadas, pues es igualmente lógico que si toneladas de alimentos han de pudrirse en lugar de ser debidamente consumidos, es mejor que esos alimentos se quemen, evitando así peligrosos focos de infección. Estos "saqueos" le han permitido a miles de personas subsistir durante algunas horas, a oscuras, sin agua potable y sin la más mínima esperanza de que alguien más venga en su ayuda. Ahora bien, en el transcurso de unas horas la situación ha cambiado drásticamente. Por toda la conurbación penquista han empezado a actuar bandas bien armadas y movilizadas en buenos vehículos, que se dedican a saquear no sólo pequeños establecimientos, sino viviendas particulares y grupos de casas. Su objetivo es acaparar los escasos bienes que la gente hubiera podido recuperar de los supermercados, así como sus enseres domésticos, dinero o lo que haya. En algunas áreas de Concepción estas bandas han saqueado las casas, luego las han incendiado y han huído. Los vecinos, que al principio se encuentran en la más completa indefensión, han empezado a organizarse para la auto-defensa, haciendo rondas de vigilancia, levantando barricadas para proteger sus pasajes, y en algunos barrios colectivizando los víveres para asegurar la alimentación de todos los vecinos.

Con este breve recuento de los hechos ocurridos en horas recientes no pretendo "completar" el cuadro informativo proporcionado por otros medios. Quiero llamar la atención sobre el contenido que encierra esta crítica situación, y el sentido que tiene desde un punto de vista anticapitalista. El impulso espontáneo de la gente a apropiarse de lo necesario para su subsistencia, su tendencia a dialogar, compartir, ponerse de acuerdo y actuar juntos, ha estado presente desde el primer momento de esta catástrofe. Todos hemos visto esta natural tendencia comunitaria actuando de una forma o de otra en nuestro entorno. En medio del horror experimentado por millones de trabajadores y sus familias, este impulso a vivir en comunidad ha emergido como una luz en medio de las tinieblas, recordándonos que nunca es tarde para recomenzar, para volver a nosotros mismos.

Frente a esta tendencia orgánica, natural, comunista, que ha animado al pueblo durante estas horas de espanto, el Estado ha palidecido revelándose como lo que es: un monstruo frío e impotente. Asimismo, la brusca interrupción del demencial ciclo de producción y consumo, dejó al empresariado a merced de los acontecimientos, obligado a esperar agazapado el restablecimiento del orden. En definitiva, una verdadera brecha abierta en la sociedad, por la que podían emerger los destellos del mundo nuevo que habita en los corazones de la gente común. Era necesario entonces, urgente, restablecer a toda costa el viejo orden de la rapiña, del abuso y el acaparamiento. Pero no desde las más altas esferas, sino desde el mismo suelo de la sociedad de clases: los encargados de volver las cosas a su sitio, es decir, de imponer por la fuerza las relaciones de terror que permiten la apropiación privada capitalista, han sido las mafias del narcotráfico enquistadas en las poblaciones, los más arribistas de entre los arribistas, hijos de la clase trabajadora aliados con elementos burgueses para ascender a costa del envenamiento de sus hermanos, del comercio sexual de sus hermanas, de la avidez consumista de sus propios hijos. Mafiosos: es decir, capitalistas en estado puro, depredadores de su pueblo apoltronados en camionetas 4x4 y armados de pistolas automáticas, dispuestos a intimidar y despojar a sus propios vecinos o a los habitantes de otros barrios, a fin de monopolizar el mercado negro y hacer dinero fácil, es decir, poder. Que estos elementos mafiosos son aliados naturales del Estado y de la clase empresarial, lo demuestra el hecho de que sus indignas fechorías están siendo usadas por los mass-media para hacer entrar en pánico a la ya desmoralizada población, justificando así la militarización del país. ¿Qué otro escenario podía ser más propicio para nuestros amos políticos y empresariales, que ven en esta crisis catastrófica nada más que otra buena oportunidad para hacer buenos negocios estrujando con ganancias redobladas a una fuerza de trabajo doblegada por el miedo y la desesperación?

Por parte de los adversarios de este orden social, no tiene ningún sentido cantar loas al saqueo sin precisar el contenido social de tales acciones. No es lo mismo una masa de gente más o menos organizada, o al menos con un propósito común, tomando y repartiéndose los productos que requieren para subsistir... que unas bandas armadas saqueando a la población con tal de lucrar en beneficio propio. Lo cierto es que el terremoto del sábado 27 no sólo ha golpeado terriblemente a la clase trabajadora y destruido las infraestructuras existentes. También ha trastornado seriamente las relaciones sociales en este país. En cuestión de horas, la lucha de clases ha emergido en toda su crudeza ante nuestros ojos, quizás demasiado acostumbrados a las imágenes televisadas para poder captar la esencia de los hechos en curso. La lucha de clases está aquí, en los barrios reducidos a escombros y penumbras, chisporroteando y crujiendo en el suelo mismo de la sociedad, enfrentando en un choque mortal a dos clases de seres humanos que al fin se encuentran cara a cara: por un lado los hombres y mujeres sociales que se buscan entre sí para ayudarse y compartir; y por otro los antisociales que les saquean y les disparan para iniciar su propia acumulación primitiva de capital. Acá estamos nosotros, los seres opacos y anónimos de siempre atrapados en nuestras grises vidas de explotados, de vecinos y parientes, pero dispuestos a estrechar lazos con quienes compartimos la misma desposesión. Allá están ellos, pocos pero dispuestos a despojarnos por la fuerza de lo poco y nada que podemos compartir. De un lado el proletariado, del otro el capital. Así de simple. En muchos barrios de esta tierra devastada, a estas horas de la madrugada la gente empieza a organizar su auto-defensa frente a las bandas armadas. A esta hora empieza a tomar una forma material la conciencia de clase de quienes se han visto obligados, brutalmente y en un abrir y cerrar de ojos, a comprender que sus vidas les pertenecen ellos mismos, y que nadie vendrá en su ayuda.


Fuente: Hommodolars Contrainformación (Chile): http://www.hommodolars.org/, http://www.hommodolars.org/web/spip.php?article2991 y http://www.hommodolars.org/web/spip.php?article2992

Comentarios

Entradas populares de este blog

Salvador SEGUÍ (1887-1923) ANARQUISMO Y SINDICALISMO

Conferencia pronunciada en el la prisión del Castillo de la Mola (Maó - Illes Balears), 31 de diciembre de 1920 Es creencia general que el sindicalismo no significa nada. Los equívocos que alrededor de esta negación se han formado son tantos, y algunos de tal magnitud, que conviene, de una vez para siempre, deshacerlos, destruirlos. Que el sindicalismo no es nada, no sería nada, sin la espiritualidad irradiada del anarquismo, como afirman algunos, es condicionalmente verdad. Pero sólo condicionalmente. QUÉ ES EL ANARQUISMO. El anarquismo es una gradación del pensamiento humano. Diríamos, mejor, que es la gradación más alta del pensamiento humano. Es una consecuencia lógica de las diversas fases que, a través de los tiempos, han sufrido las ideas, pasadas por el filtro del sentimiento. Todas las ideas no son nada sin las personas que las crean. Si las personas no las creasen, no existirían. Por lo tanto, pues, las ideas han sido determinadas por las personas. La anarquí, repitámoslo, no

MIGUEL HERNANDEZ "Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido,

MIGUEL HERNANDEZ, ESPAÑA 30 DE OCTUBRE DE 1910. POETA Y DRAMATURGO REPRESENTANTE DE LA LITERATURA DE MEDIADOS DEL SIGLO XX, DEL CUAL DÁMASO DE ALONSO DIRIA: "GENIAL EPÍLOGO DE LA GENERACION DEL 27" INTEGRO LAS FILAS DEL EJERCITO REPUBLICANO EN LA LUCHA CONTRA LOS FASCISTA QUE SE HALLABAN EN EL PODER DE SU PAÍS. CONDENADO A MUERTE EN 1940, LA CUAL GRACIAS A MUCHAS INTERPELACIONES DE AMIGOS PERSONALES FUE CONMUTADA. FUE RECLUIDO A 30 AÑOS DE PRISION, EN LA CORRECCIONAL DE ADULTOS DE ALICANTE, DONDE COMPARTIO CELDA CON ANTONIO BUERO VALLEJO ( http://es.wikipedia.org/wiki/Buero_Vallejo ) MUERE EN LA ENFERMERIA DE LA CARCEL DESPUÉS DE SUFRIR TUBERCULOSIS... VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN . Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me aventan la garganta. . Los bueyes doblan la frente, imponentemente mansa, delante de los castigos: los leones la levantan y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa. . No soy de un pueblo de bueye

FERNANDO ARTIEDA... la voz del polvo de una ciudad que mataba la noche a murcielagazo limpio

FERNANDO ARTIEDA (1945-2010) "Creo que la muerte se ha metido conmigo, pero le va a costar caro su osadía. Yo soy un guerrero y le voy a dar batalla hasta el final, sin importarme los riesgos". Ejercio el periodismo por 45 años en diversos medios; ha publicado diez libros entre narrativa, ensayo y poesía. Pero es principalmente un poeta, un juglar: ha dado recitales con acompañamiento musical ante miles de personas. Su laureado poema “Pueblo, fantasma y clave de Jota Jota” alcanzó hondos niveles de percepción popular. En Artieda la palabra es la metafora del sueño del pueblo, sus poemas son las caderas de la negra mientras lava o las lagrimas de un borracho traicionado. HA VUELTO EL QUE COMPRABA… Ha vuelto el que compraba las flores  el anacrónico de mierda  que mataba la noche a murcielagazo limpio. Ha vuelto el niño de san antonio  el que grita  el ronco de oro que baila su gozadera sin bailar. Ha vuelto el hereje  el asesino puro  el que i