EN LA REVISTA CULTURA DE VERACRUZ, Freddy Ayala Plazarte (Latacunga, 1983) ubica una selección de su obra poética bajo el título “Con un manuscrito en el horizonte”.
ÉXODO EN EL HORIZONTE
La tarde proyecta su sombra encima de un traje fusilado
en la mente solo cabe el indescifrable
s-i-s-t-e-m-an-u-m-é-r-i-c-o del tiempo
mi dedo meñique gira
hacia atrás
la perilla del horizonte
en la arena funge el desconcierto de los talones
arranchan mis uñas la espera de las algas
dejo el ansia de mis palabras
en el estanque del sombrero
un escenario de tramoyas sueltan la carcajada del amor
inerte el sueño de mi abuelo en la madera
congelando su respiración en el kilómetro cero
rompe la luz
la dirección de una cometa
en mis manos subsiste el esquema del carrizo
ahora la cometa es un –o–c–t–a–g–ó–n– de garabatos
Nadie atraviesa el sentido de las canas
la lengua del zapato retiene el manso avance de un pie
LEJOS DEL OJO
Yace la pisada de un duende en la humedad del bambú
escasea el líquido de la mirada
Por la carretera
se despabila en circunferencias un moño
El horizonte fatiga una sobredosis de recuerdos
un escarabajo halando el áspero tinte del ojo izquierdo
tambalea un girasol en las partituras de la luz
excavo el ritual de la lejanía
pero dentro de la puerta
enloquecen las aldabas
aún no cruzo la invención del amanecer
Se van a la montaña
las prótesis del silencio
y el hombre solo piensa abrigar su conciencia en la candela
solo arriesga la memoria junto a su palabra
en ocasiones pregunta su anterior sueño al axioma del tiempo
Desenvuelve la oruga de un trapo
la astilla desfigura la imagen del fuego
Ya un átomo detenido en la supuración del ojo derecho
el agua debilita el filamento de mis pelos
a doce leguas se divisa el bigote de un hombre
descascarando su fémur en la arena
aplastando con su zapato el impacto del aguacero
En la pizarra escritas las tres edades
que debe alcanzar un niño
y dos maderos turbando los cuatro signos del mundo
Metafísica del atardecer
cuando los anillos socavan la carne de mis dedos
asimilo la distancia de tres puntos. . .suspensivos con mis uñas
sobre la mesa los peces han abortado el tranquilizante del anzuelo
Afuera del ojo
la pestaña labra una cárcel de líneas
un perro embotella en el hocico la partida de su instinto
con un crayón invento la desidia del solsticio
Regreso a la esquina de otro tiempo
sopla el Mar Muerto una mariposa a las rieles
y crece la evanescencia de un pétalo
encuentro en la tierra
las almohadas todavía hundiendo mis pómulos
donde mis fosas nasales han perturbado
el sueño de un ácaro
No obstante
Ya amanece
Y permanezco ocultando la cabeza entre las canas
a espaldas del apolillado ojo de una muñeca
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